Hasta ahora, con las asociaciones, el clima ha sido de acuerdo casi total, pero cabe recordar que las demandas de los trabajadores, los asalariados del taxi, son otras: un convenio colectivo actualizado, seguridad en el trabajo, tiempo de cortesía en las paradas para responder a sus necesidades, la imposición de sanciones por el mal estado del coche (muy habituales últimamente) y que una vez sancionado han de esperar un tiempo para incorporarse (cuando no son los propietarios del vehículo), así como la sustitución de los antecedentes penales en general por determinados delitos graves.
Francisco Toledo, en representación de la ATAT, Asociación de Trabajadores de Asalariados del Taxi también solicitará al Gobierno que no se exijan los niveles de estudios que impiden a algunos conductores el acceso a este trabajo. Pedirán más flexibilidad en este sentido.
Este viernes, a las doce de la mañana, la representación de la ATAT pondrá estos y otros planteamientos sobre la mesa ante el consejero de Fomento, Alejandro Ramírez, y la técnico del área.
Anteriormente el Gobierno de la Ciudad se ha reunido con las asociaciones del taxi, sin problemas, y atendiendo a la mayoría de sus peticiones, además de otras que se estudiarán y que parecen «factibles», según el consejero, como la subida de 10 céntimos en la bajada de bandera.
El taxi siempre ha sido un sector muy sufrido y ciertamente los asalariados son quienes más problemas han tenido en pandemia, antes y tras la pandemia, por eso los trabajadores esperan una respuesta y una posición del Gobierno de la Ciudad que sea satisfactoria, aparte de haber elaborado una nueva ordenanza que era necesaria aunque deba incluir otros puntos.