Juan. A Gutiérrez Torres, fiel defensor de los trabajadores/as y expresidente del comité de empresa por Ugt.
La situación actual de SERVILIMPCE, tras su paso de manos privadas a gestión pública, debería suponer un avance en derechos, condiciones laborales y estructura organizativa, sin embargo, a día de hoy, el convenio colectivo sigue caducado y su negociación avanza con una lentitud injustificable, como si no se entendiera la urgencia que viven los trabajadores/as.
Un convenio vencido no puede mantenerse congelado en el tiempo. No solo es una herramienta legal, sino un compromiso con la dignidad de quienes cada día sacan adelante los servicios que SERVILIMPCE presta y demorar su renovación con la clara voluntad de no mejorar a una parte de la plantilla, es una falta de respeto.
Además, resulta incomprensible que, tras pasar de una empresa privada a una pública, se pretenda mantener el mismo organigrama, se presenten borradores con artículos difíciles de descifrar y con lagunas oscuras. El cambio de modelo de gestión debe ir acompañado de una reestructuración interna, con un nuevo organigrama adaptado a los principios del servicio público, eficiencia, equidad, profesionalización y responsabilidad, no se puede seguir gestionando como si nada hubiera cambiado, no se puede heredar estructuras que no responden a la nueva realidad.
Y por supuesto, cualquier nuevo convenio debe construirse bajo una premisa innegociable: ningún trabajador puede salir perjudicado. La negociación debe beneficiar a todos y cada uno de ellos, sin dejar a nadie atrás, sin perder derechos, sin crear desigualdades dentro del mismo servicio, porque la equidad laboral no es un lujo, es una obligación.
Aprovecho para felicitar a todos los trabajadores y trabajadoras de SERVILIMPCE por el enorme esfuerzo diario que realizan, muchas veces en condiciones difíciles y con recursos limitados, en especial, quiero poner en valor al equipo de oficina, que, a diferencia de otras empresas públicas con estructuras administrativas mucho más amplias, sacan adelante tareas complejas y esenciales como la elaboración de más de 480 nóminas, contrataciones, control de licencias y asuntos propios, la facturación, la contabilidad, la gestión de proveedores, el soporte de equipos y software, el mantenimiento de la flota de vehículos y un sinfín de obligaciones que permiten que la empresa funcione, su trabajo muchas veces invisible pero fundamental.
Por ello, es hora de actuar con seriedad, SERVILIMPCE no puede seguir funcionando con un convenio caducado ni con una estructura obsoleta.
La transición a lo público tiene que ser real, profunda y justa. Y debe de empezar YA, por sentarse a negociar de verdad.
