En una reunión del Task Force del Mundial celebrada en la Casa Blanca, el expresidente Donald Trump planteó que algunas ciudades designadas como sedes del Mundial de la FIFA 2026 podrían ser evaluadas nuevamente si no cumplen ciertos criterios de “aceptación” y “seguridad”, lo que ha generado un debate sobre la independencia de la FIFA y la influencia política en el evento.
Durante un evento en la Casa Blanca, en el que estuvo presente el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, así como altos funcionarios del gobierno estadounidense, Trump afirmó que en el marco del Mundial de 2026, que organizarán conjuntamente Estados Unidos, México y Canadá, ciertas ciudades podrían ser modificadas o cambiadas de sede si así se considera necesario “por cuestiones de seguridad o razones políticas”. Esta declaración ha suscitado preocupación entre las ciudades designadas, muchas gobernadas por alcaldes demócratas.
Trump mencionó específicamente a Seattle como una ciudad que podría estar bajo revisión: “Si detectamos algún inconveniente… pediría a Gianni que consideremos trasladarla a una localidad donde sea mejor recibida”, indicó. Estas declaraciones se interpretan como una presión explícita sobre la elección de sedes y un reto a la autonomía de la FIFA para tomar decisiones sin injerencia política.
Repercusiones en la organización del Mundial
La advertencia de Trump plantea varias cuestiones relevantes:
- Independencia de la FIFA: Aunque la FIFA ha confirmado que mantiene la autoridad final sobre la selección de sedes, las afirmaciones de Trump abren la posibilidad de una intervención política que podría sentar precedentes complicados.
- Incertidumbre para las ciudades anfitrionas: Localidades como Los Ángeles, Houston, Filadelfia y Seattle, ya confirmadas como sedes, podrían enfrentar una revisión, lo que genera tensiones en las autoridades locales y complicaciones en la planificación operativa.
- Consecuencias para la imagen: Estas declaraciones han provocado reacciones tanto en el ámbito deportivo como político, debido a la potencial confrontación entre el deporte y decisiones gubernamentales que afectarían su independencia internacional.
Motivos posibles para un cambio de sedes
Trump relacionó la posible revisión de sedes con aspectos como la “aceptación local” y la “seguridad”, aunque no especificó con claridad los parámetros exactos. Algunos motivos que podrían justificar un traslado incluyen:
- Problemas de orden público o manifestaciones en la ciudad anfitriona.
- Tensiones entre la administración local y el gobierno federal.
- Dificultades logísticas o deficiencias en infraestructura que no cumplan con los estándares requeridos.
Posición de la FIFA y de las ciudades involucradas
La FIFA, mediante sus portavoces, manifestó que “el fútbol está por encima de los líderes políticos” y sostuvo que la selección de sedes sigue siendo competencia exclusiva de su organismo. Por su parte, las ciudades designadas mostraron sorpresa y preocupación ante la posibilidad de un cambio repentino.
Para las autoridades locales, esta situación podría impactar en los planes de inversión, los proyectos de infraestructura y las políticas urbanísticas que ya están en desarrollo en preparación para el torneo.



