Sébastien Lecornu, el recién designado primer ministro de Francia, se encuentra ante un desafío crucial apenas horas después de tomar posesión. Su Ejecutivo está amenazado por dos mociones de censura provenientes de los extremos políticos: la ultraderecha y La Francia Insumisa.
Estos grupos intentan destituir al gabinete en sus primeros días, lo que evidencia el delicado equilibrio parlamentario que caracteriza a la Asamblea Nacional tras recientes eventos políticos.
El futuro del Gobierno de Lecornu dependerá en gran medida del Partido Socialista, que se presenta como un actor decisivo en las votaciones. La postura que adopte determinará si el primer ministro logra mantenerse o si Francia regresa a un período de incertidumbre política.
En resumen, la situación política en París es tensa, y el país observa atentamente cómo el gobierno recién conformado busca afianzarse ante la amenaza de un posible colapso parlamentario prematuro.