Un avión militar español llegó al aeropuerto de Barajas con varios activistas detenidos en Israel, siendo este el segundo grupo de ciudadanos españoles repatriados. Por otro lado, algunos deportados viajaron en vuelos comerciales hacia Barcelona y Bilbao.
Los activistas han denunciado haber sido víctimas de “técnicas sutiles” durante su detención, las cuales califican como tortura psicológica. Entre ellos se encuentra Reyes Rigo, una activista que permanece en prisión bajo acusación de haber mordido a una funcionaria israelí.
Las autoridades españolas han confirmado la recepción de los ciudadanos deportados y han reiterado su compromiso de ofrecer asistencia consular y protección a quienes han regresado. Este caso ha provocado un amplio debate acerca de los métodos de detención y los derechos de los activistas en situaciones de conflicto internacional.