El Parlament de Baleares rechazó este jueves la proposición de Vox que pedía prohibir la celebración pública de la Fiesta del Cordero, así como otras festividades «ajenas a las tradiciones baleares». La iniciativa, defendida por la diputada María José Verdú, abría un debate sobre la convivencia cultural en unas islas marcadas históricamente por la diversidad y el intercambio.
La Fiesta del Cordero —o Eid al-Adha— es una de las celebraciones más importantes de la comunidad musulmana y cada año reúne a cientos de familias en Baleares, donde la población de origen magrebí tiene una fuerte presencia social. La propuesta de Vox no solo pedía impedir el uso de espacios públicos para esta festividad, sino también reforzar las normativas autonómicas de bienestar animal y sanidad para evitar la instalación de mataderos móviles.
Identidad cultural frente a pluralidad
La petición de Vox argumentaba que estas celebraciones son «incompatibles con la identidad cultural de las islas», planteando incluso que el Govern y el Estado español garantizaran la «primacía» de las festividades tradicionales baleares y españolas. Sin embargo, la propuesta fue rechazada por todos los grupos parlamentarios salvo Vox: el PSIB y MÉS per Mallorca votaron en contra, el PP se abstuvo y solo la parlamentaria de Vox respaldó el texto.
Una sociedad plural
La negativa del Parlament refleja, en parte, la voluntad institucional de mantener un equilibrio entre el respeto a las tradiciones locales y la realidad multicultural de Baleares, donde conviven costumbres mediterráneas, españolas y extranjeras en un contexto de apertura marcado también por el turismo.
Lejos de quedar reducido a un mero trámite parlamentario, el debate sobre la Fiesta del Cordero abre una reflexión más amplia: ¿cómo gestionar las identidades culturales en un territorio que se nutre tanto de la tradición propia como de la diversidad de quienes lo habitan?
