El equipo dirigido por Flick se impuso tras remontar un 0-2 con una ráfaga de juego en 26 minutos, obteniendo un título que deja al Madrid sin opciones y con numerosos interrogantes. Triplete insuficiente de Mbappé.
El Barça cerró el capítulo de LaLiga… y posiblemente también una época para el Real Madrid. En un Clásico inolvidable celebrado en Montjuïc, el conjunto azulgrana revirtió un marcador inicial de 0-2 con una respuesta contundente en apenas 26 minutos. El 4-3 final significó una derrota dolorosa para el equipo blanco. Ni el hat-trick de Kylian Mbappé, que se coloca como máximo anotador del torneo, logró evitar el fracaso de un conjunto carente de alma y sin reacción táctica.
Al principio, el Madrid golpeó con dos goles del delantero francés, uno desde el punto penal y otro tras una asistencia de Vinicius. Parecía dominar el encuentro, pero el Barça contestó con una intensidad y una determinación abrumadoras. En un breve lapso, Eric García, Lamine Yamal y Raphinha (con dos tantos) dieron la vuelta al resultado, superando a un adversario descolocado en todas las áreas del campo.
Carlo Ancelotti había advertido antes del partido, «Ganaremos si hacen lo que les pido». Sin embargo, sus jugadores no siguieron las indicaciones. El técnico italiano, que ve como su último gran objetivo de la temporada se escapa, está en entredicho y su continuidad podría estar en riesgo. Su proyecto, al igual que gran parte de la plantilla, parece estar agotado.
Por su lado, el Barça dejó atrás las sombras tras una eliminación europea con un desempeño lleno de fútbol y carácter. Bajo el liderazgo de un todopoderoso Pedri, el equipo de Hansi Flick reafirmó su estilo, imponiéndose claramente al Madrid tanto por dentro como por fuera. «Fue un vendaval, parecía imposible fallar», reconoció Raphinha con euforia tras el encuentro.
En la segunda mitad, el Barcelona disminuyó el ritmo, guardando energías para la celebración. Mbappé completó su triplete, pero lo hizo en medio del silencio de un equipo que ya no contaba con argumentos ni espíritu. Ni Bellingham ni Vinicius respondieron, y ni los cambios ni el orgullo evitaron el desplome.
El Barcelona se proclama campeón de la Liga de manera merecida, construida con remontadas, un juego ofensivo y convicción. El Real Madrid cierra una temporada decepcionante que solo podría maquillarse con el Mundial de Clubes… si logra implementar cambios significativos. Para ello, será necesario algo más que un simple relevo en el banquillo.
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