Ceuta mantiene una presión migratoria constante que lleva al máximo los recursos de la Guardia Civil. Este sábado, mientras el Servicio Marítimo de Algeciras afrontaba la muerte de una persona ocupante de una narcolancha tras colisionar con una patrullera oficial, en la ciudad autónoma la Benemérita enfocó todos sus medios en la llegada sin cesar de nadadores procedentes de Marruecos.
La llegada de inmigrantes no se restringe a las temporadas de verano, sino que ocurre casi a diario en todas las horas, exigiendo un esfuerzo continuo. No solo son menores quienes atraviesan, sino también adultos que se lanzan al mar aprovechando la vigilancia limitada desde el lado marroquí.
A lo largo del día, el Servicio Marítimo dedicó sus recursos a interceptar a los inmigrantes, registrándose casi un centenar de intentos solo en la mañana. Esta tarea abarca la localización en el mar, el rescate y, en muchos casos, la devolución a Marruecos en la frontera, reduciendo las oportunidades de que la Guardia Civil pueda destinar medios a otras funciones.
La presión migratoria convierte a Ceuta en un punto crítico del sur de Europa. Los intentos de entrada exceden las cifras oficiales, evidenciando la necesidad urgente de refuerzos y equipos adicionales, especialmente de cara a los meses con condiciones adversas que se aproximan.
El impacto también se manifiesta en tierra, en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que actualmente alberga a 1.107 personas, con aproximadamente treinta más alojadas fuera. La capacidad del único centro oficial para adultos está al límite, reflejando la tensión de años anteriores debido al flujo constante de inmigrantes por la valla fronteriza.