Un jurado en un tribunal federal de Chicago emitió una sentencia que obliga a Boeing, fabricante de aeronaves, a otorgar una compensación superior a 28 millones de dólares a la familia de Shikha Garg, empleada ambiental de Naciones Unidas que falleció en el siniestro del Boeing 737 MAX ocurrido en Etiopía en marzo de 2019.
Este fallo es el primero entre las numerosas reclamaciones legales que han surgido tras este trágico accidente y otro similar del 737 MAX en Indonesia en 2018. En total, ambos sucesos causaron la muerte de 346 personas, lo que ha motivado un riguroso análisis sobre la seguridad de este modelo de avión.
Según el acuerdo alcanzado entre los implicados, la familia de Garg recibirá 35,85 millones de dólares, cifra que supera en un 26% la sentencia inicial. Boeing ha optado por no recurrir esta resolución judicial.
El accidente en Indonesia también tuvo consecuencias fatales, ya que la aeronave se hundió en el mar de Java con 189 personas a bordo, sin que se registraran sobrevivientes. Estos eventos han generado un amplio debate acerca de la fiabilidad y seguridad del modelo 737 MAX.
Los abogados de la familia Garg, Shanin Specter y Elizabeth Crawford, señalaron que este veredicto representa una importante rendición de cuentas pública respecto a la supuesta negligencia de Boeing en el diseño y operación del 737 MAX.
Una representante de Boeing manifestó que la empresa lamenta profundamente las pérdidas humanas ocasionadas en los dos accidentes. «Hemos resuelto la mayoría de estas reclamaciones mediante acuerdos, pero reconocemos que las familias tienen derecho a buscar justicia en los tribunales», declaró.
El 737 MAX fue concebido como un avión confiable, aunque su diseño defectuoso ha sido señalado como causa principal de los accidentes. Particularmente, el vuelo 302 de Ethiopian Airlines se estrelló pocos minutos después de despegar de Addis Abeba rumbo a Nairobi, dejando familiares en duelo.
Tras estos siniestros, Boeing ha enfrentado múltiples demandas civiles, resolviendo más del 90% de ellas. La compañía ha destinado miles de millones de dólares en indemnizaciones a las familias afectadas, constituyendo un episodio oscuro en la trayectoria de la aviación comercial.



