El canterano ceutí pone fin a una etapa vital en su vida deportiva tras una temporada que le ha dejado tocado emocionalmente. No renovará su contrato y abre la puerta a un futuro lejos de Zorrilla.
Anuar Tuhami ha decidido cerrar su ciclo en el Real Valladolid. Después de 17 años vistiendo la camiseta blanquivioleta, el centrocampista formado en las categorías inferiores del club no renovará su contrato y pondrá fin a una trayectoria que comenzó cuando apenas tenía 13 años, tras dejar Ceuta para perseguir su sueño futbolístico en Pucela.
A sus 30 años, y tras haberlo dado todo por el escudo, Anuar toma una de las decisiones más difíciles de su carrera: salir de la que ha sido su casa. No lo hace por motivos económicos ni por una oferta irrechazable de otro club. Según su entorno, el desgaste emocional acumulado esta temporada ha sido determinante. «Lo ha matado por dentro», afirman fuentes cercanas. El vestuario, erosionado por una falta de cohesión y por decisiones de la directiva que debilitaron el proyecto deportivo, terminó por desencantar al jugador.
Anuar ha sido siempre uno de los más comprometidos del plantel, un líder silencioso que ha tirado del equipo incluso cuando otros bajaban los brazos. No es una estrella mediática, pero sí un futbolista de entrega incuestionable, de esos que hacen vestuario. El desánimo generalizado, los malos resultados y la falta de ambición institucional han acabado por agotarle. No se ve con fuerzas para seguir ni para intentar un nuevo ascenso, el que sería el tercero en cuatro años.
«Vive el club como una familia», explican desde su entorno. Por eso, esta decisión no ha sido fácil. Anuar no ha recibido una oferta firme del club para continuar, pero tampoco ha salido corriendo tras una propuesta suculenta. Su salida es una despedida emocional más que una negociación frustrada. Y aunque no descarta seguir su carrera en el extranjero, tampoco cierra la puerta a seguir en España, si llega un proyecto que le motive. El Córdoba ha mostrado interés, y el Ceuta, su ciudad natal, podría ser una opción si logra el ascenso a Segunda División. Sin embargo, enfrentarse al Valladolid sería doloroso para él, reconocen quienes le conocen bien.

Anuar ha vivido una carrera de superación constante. Desde que llegó a los Promesas en la 2014-15, donde jugó casi todos los partidos, fue subiendo escalones hasta asentarse en el primer equipo. Disputó 25 encuentros en la temporada 2017-18, clave para el ascenso a Primera. Después llegaron las experiencias en Grecia (Panathinaikos) y Chipre (Apoel), donde también dejó su huella, y luego regresó a Valladolid para vivir una montaña rusa: dos ascensos, dos descensos y una grave lesión que no minó su espíritu.
Ahora, tras una etapa de sacrificio, fidelidad y entrega, Anuar dice adiós. O quizás «hasta luego», porque como él mismo ha dicho en más de una ocasión, «es casi imposible despedirse del Pucela para siempre».