El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha limitado de forma discreta la aprobación de ataques de largo alcance dentro del territorio ruso, según informó una investigación de The Wall Street Journal. Esta medida representa una significativa restricción para Kiev, que pretendía extender el alcance de sus armas contra Moscú.
Por otra parte, Ucrania sigue intensificando sus ataques al Kremlin mediante una campaña constante con drones orientada a la infraestructura energética rusa. Estas acciones buscan deteriorar las instalaciones clave y disminuir la capacidad del Gobierno ruso para sostener su esfuerzo bélico.
La investigación indica que tanto la Casa Blanca como el Pentágono sostienen un delicado equilibrio: continúan suministrando armamento y apoyo táctico a Ucrania, pero evitan tomar medidas que puedan ser percibidas como una escalada abierta contra Rusia. Esta postura refleja las divergencias internas en Washington sobre cómo apoyar a Kiev sin provocar un conflicto mayor.
