En los últimos días, Vox ha intensificado su ofensiva contra el Partido Popular con la intención de provocar un cambio en su postura europea. La formación liderada por Santiago Abascal reclama al PP que se distancie de los acuerdos tradicionales que han mantenido las principales fuerzas políticas en el Parlamento Europeo, especialmente en temas como el Estado de derecho, el cambio climático y el respaldo a Ucrania.
Dentro del Congreso de los Diputados, Vox ha elevado sus críticas hacia el PP, acusándolos de alinearse con la llamada “agenda globalista” y de mantener una posición ambigua respecto a las instituciones europeas. Este aumento en la dureza de su discurso llega a pocas semanas del inicio de la campaña para las elecciones europeas, en las que la ultraderecha confía en aumentar su representación.
Pese a estas críticas, el Partido Popular ha preferido evitar un choque directo con Vox en el Parlamento. Fuentes del partido explican que su estrategia consiste en alejarse del ruido político y mostrar una imagen de partido de gobierno responsable, centrado en propuestas económicas y en la gestión.
Sin embargo, la relación con Vox es delicada, ya que ambos partidos comparten coaliciones en gobiernos autonómicos y municipales en diversas regiones. En estos ámbitos, la tensión también ha sido palpable, especialmente en asuntos vinculados a políticas sociales y medioambientales.
El liderazgo del PP, encabezado por Alberto Núñez Feijóo, pretende mantener un perfil europeísta y moderado de cara a unas elecciones europeas fundamentales para reafirmar su papel dentro del Partido Popular Europeo (PPE). Por otro lado, Vox apuesta por alianzas con otras fuerzas ultraconservadoras del continente, con la intención de alterar el actual equilibrio de poder en la Unión Europea.
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