El Real Madrid terminó con la impresión de que tuvo más voluntad que efectividad. Sin Mbappé y con siete ausencias más, el conjunto dirigido por Xabi Alonso mostró una versión más reconocible y aplicada, aunque no fue suficiente para superar a un Manchester City pragmático, que resistió los mejores momentos del equipo local y aprovechó sus limitadas oportunidades para conseguir un triunfo trabajado (1-2) en el Santiago Bernabéu.
El equipo blanco mantiene su mala racha, aunque esta vez mejoró algo su imagen ante un oponente que, pese a la victoria, no se presentó como un candidato sólido al título.
Un Madrid reducido en efectivos pero determinado
El Bernabéu no pedía milagros, sino un signo de determinación. El Madrid respondió durante la primera mitad con una defensa centrada en el medio campo y apostando por la recuperación y los contraataques como principales estrategias. Sin Mbappé —quien había marcado más de la mitad de los goles del equipo antes de su lesión— Xabi Alonso contó con Gonzalo como referencia ofensiva, a pesar de su falta de ritmo, y sorprendió con la titularidad de un Rodrygo cuestionado recientemente.
El delantero brasileño comenzó con mucha energía: mostró verticalidad, decisión y eficacia. Luego de intentos iniciales de Vinicius y Rodrygo, fue el propio Rodrygo quien inauguró el marcador con una salida rápida y un remate cruzado que resultó imparable.
El balón parado perjudica al Madrid
El City, que alineó a su once titular, apenas generaba peligro salvo por las individualidades de Doku, quien fue una molestia constante para Valverde. Sin embargo, en un saque de esquina empataron el partido: Courtois rechazó de cabeza un remate de Gvardiol y O’Reilly aprovechó el rebote para marcar. Cinco minutos después, un penalti innecesario de Rüdiger sobre Haaland permitió al noruego anotar el 1-2, cambiando radicalmente el partido que parecía controlado por el Madrid.
El City controla y el Madrid pierde protagonismo
Obligado a tomar riesgos, el Madrid amplió su juego y comenzó a sufrir el desborde de Doku, que generó la mayoría de las amenazas del conjunto inglés. Aun así, contó con oportunidades claras: una vaselina desviada de Bellingham y varias incursiones por las bandas que crearon incertidumbre en la defensa de Guardiola.
Xabi Alonso realizó cambios arriesgados: Bellingham como delantero centro, Brahim para aportar dinamismo en la derecha, Vinicius en ataque y finalmente Endrick para la fase final, quien estuvo cerca del empate con un cabezazo al larguero que hizo vibrar el estadio.
Una entrega sin recompensa
En los minutos finales, el Madrid fue un asedio constante: Tchouameni remató de cabeza, Vinicius intentó con una volea y los centros desde las bandas se sucedían, con el Bernabéu apoyando al equipo como en grandes momentos. Sin embargo, ninguno de estos intentos tuvo éxito. Ni siquiera el empuje anímico pudo suplir la falta de contundencia de un equipo que, entre lesiones y dudas, está en proceso de reencontrar su mejor versión.
Al menos, el Madrid mostró señales de vida. Queda por confirmar si es un equipo que está despertando o simplemente recobra el aliento antes de volver a caer.
