En medio de polémicas sobre corrupción y denuncias de acoso dentro del PSOE, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reafirmó este domingo en Cáceres su compromiso de mantenerse al frente del Ejecutivo, defendiendo su administración y criticando a la Conferencia Episcopal por solicitar un adelanto electoral.
En un acto junto al candidato socialista a la Junta de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, Sánchez manifestó que “gobernar es un privilegio y en circunstancias como estas aún más. Gobernar implica asumir responsabilidades tanto en buenos como en malos momentos”. Reconoció fallos en la gestión de las denuncias de acoso sexual dentro del partido, pero aseguró que los socialistas han actuado con “decisión y transparencia”, estableciendo una comparación con el PP, al que acusó de mostrar tolerancia hacia la corrupción.
Además, el presidente abrió una nueva controversia con la Iglesia tras responder a declaraciones de Luis Argüello García, presidente de la Conferencia Episcopal, quien había solicitado adelantar los comicios. Sánchez afirmó que “la época en la que los obispos intervenían en la política finalizó con el inicio de la democracia en España”, y sugirió que quienes deseen presentarse a elecciones pueden hacerlo mediante la asociación Abogados Cristianos.
El acto, con la presencia de aproximadamente 800 personas en el complejo cultural San Francisco, también destacó la voz de las mujeres del partido. Irene Pozas, secretaria general de Juventudes Socialistas de Cáceres, reclamó una posición firme frente a los acosadores y subrayó que el partido debe mantener su compromiso feminista. Por su parte, Belén Fernández, exdiputada nacional, instó a las militantes a no permanecer indiferentes ante los abusos y denunció comportamientos machistas dentro del PSOE.
Gallardo, candidato socialista, defendió los avances del partido en igualdad y feminismo, reconociendo que la última semana estuvo marcada por situaciones que “nos generan vergüenza”, pero afirmó que la organización no tolera conductas machistas ni acosos.
Las elecciones autonómicas en Extremadura, previstas para el 21 de diciembre, presentan un reto considerable para el PSOE, que podría sufrir una derrota histórica en una región tradicionalmente favorable. El partido confía en movilizar a sus votantes y reducir la abstención, especialmente entre la izquierda, para contrarrestar el crecimiento del PP en la zona.