Menores desde los 12 años son reclutados mediante videojuegos, redes sociales y aplicaciones de mensajería con cifrado para llevar a cabo amenazas, ajustes de cuentas y hasta intentos de homicidio, según informó Europol. Esta modalidad, presente en países como España, Alemania y Francia, es una nueva manifestación de la violencia por encargo que se difunde de forma silenciosa en Europa.
Jean-Philippe Lecouffe, subdirector de Operaciones de Europol, explicó que las organizaciones delictivas apuntan a adolescentes vulnerables sin antecedentes penales, pues buscan aceptación y pertenencia, características que facilitan su manipulación. La captación suele efectuarse en plataformas poco supervisadas por adultos, tales como videojuegos de disparos, aplicaciones de mensajería instantánea y canales encriptados.
Los jóvenes rara vez obtienen remuneraciones económicas significativas; a menudo, se conforman con objetos valiosos, reconocimiento dentro del grupo o promesas de fama. Europol, mediante la Fuerza Operativa GRIMM, establecida en abril, ha realizado 193 arrestos en medio año, entre ellos 63 ejecutores directos, 84 captadores y 6 instigadores vinculados a homicidios y redes transfronterizas.
Este fenómeno, que comenzó en Suecia, se ha extendido a Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Islandia, Países Bajos, Noruega, España y Reino Unido. En España, en julio fueron detenidos seis individuos, incluyendo a un menor, mientras planeaban un asesinato.
Lecouffe señaló que la mayoría de estos encargos están relacionados con el narcotráfico, que utiliza a menores para minimizar riesgos y obstaculizar investigaciones. Advirtió que esta modalidad resulta preocupante y tiende a crecer, por lo que la respuesta debe involucrar no solo a la policía, sino también a escuelas, servicios sociales, familias y empresas tecnológicas, que son fundamentales para la prevención.
“Nuestro objetivo es proteger a los niños en la vida real, pero no siempre aplicamos el mismo esfuerzo para cuidarlos en internet”, concluyó Lecouffe, frente a la creciente amenaza de que adolescentes sean explotados en un mercado de violencia en rápida expansión.


