Rachid Sbihi Ahmed
Se cumplen 91 años de la participación de los Regulares de Ceuta en la Revolución de Asturias.
En octubre de 1934, en la región de Asturias, se produjeron fuertes enfrentamientos armados durante un levantamiento social. Algunas ciudades, como Oviedo, quedaron prácticamente fuera del control de las autoridades durante varios días. La situación exigía una respuesta militar organizada para recuperar el orden.
El Gobierno de la República movilizó distintas unidades del Ejército. Entre ellas se encontraba el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas número 3 de Ceuta, trasladado desde la ciudad norteafricana a la península en un corto periodo de tiempo.
Su intervención se centró principalmente en Oviedo, donde participaron en combates urbanos, toma de posiciones fortificadas y en el restablecimiento del control sobre edificios oficiales. Estaban bien entrenados para actuar en terrenos complicados y en situaciones de combate directo, lo que facilitó su avance en la ciudad.
Desde el punto de vista estrictamente militar, su actuación fue considerada eficaz, contribuyendo significativamente a recuperar el control de la capital asturiana y a finalizar el conflicto en poco tiempo. Sin embargo, como en toda operación militar en zonas urbanas, hubo un elevado número de enfrentamientos y consecuencias humanas.
Históricamente, su participación destaca por ser una de las pocas veces en que estas tropas fueron utilizadas en un conflicto interno dentro del territorio español en tiempos de paz.
Quiero recordar en esta fecha la participación en aquellos graves disturbios del sargento Hossain Ben Hammu El Hahi, perteneciente al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas número 3 de Ceuta, que, según consta en su Hoja de Servicios, tal día como hoy, 8 de octubre, “por orden superior marcha rumbo a Gijón a bordo del ‘Capitán Segarra’, donde llega a la citada plaza el día 12”.
Acto seguido, y en camionetas, se traslada a las inmediaciones de Oviedo, uniéndose en dicho punto a la columna mandada por el teniente coronel Juan Yagüe. Se inicia el avance hacia la capital, sosteniendo nutrido fuego con los revolucionarios levantados en toda la región asturiana. Se da el asalto a la ciudad, ocupando la fábrica de armas de La Vega.
El día 13 toma parte en la ocupación de la estación del Norte, la cárcel y San Pedro de los Arcos, sosteniendo fuego con los rebeldes y resultando herido gravemente un soldado indígena. Se ocupan Villafría, el Caño del Águila y el barrio de San Lázaro, donde resultan heridos de gravedad un sargento y tres soldados españoles.
Se recibe orden de retirarse al cuartel de Pelayo, donde pernoctan.
El día 14 forma parte de la columna mandada por el comandante del “Tercio”, Gonzalo Rasmajo, sosteniendo un nutrido tiroteo con los revolucionarios durante todo el día y pernoctando en el Hospital Provincial.
El día 16 sale con su Tabor formando parte de la columna del teniente coronel Yagüe para tomar el cementerio, donde se hacen fuertes los rebeldes. Sostienen nutrido fuego con ellos, regresando al punto de partida una vez conseguido el objetivo.
El día 17 forma parte de dicha columna y emprende la marcha a las inmediaciones del bosque Cans. El Tabor tiene el objetivo de ocupar el monte Pitria, para lo cual debe vadear el río Nalón. Una vez efectuado el cruce, y a toda velocidad, toman las casas situadas en las alturas del monte, por dominar éste la fábrica de cañones de Trubia.
Se hacen fuertes en las posiciones ocupadas, sosteniendo nutrido fuego con los rebeldes, y posteriormente se repliegan al pueblo de Pintoria, por orden recibida. Marchan después por el camino del ferrocarril vasco hasta salir al barrio de Nalón, haciendo entrada en la fábrica de armas de este centro, que se ocupa sin resistencia, estableciéndose en el edificio el servicio de seguridad.
El día 18 emprenden la marcha de regreso a Oviedo y, prestando servicios de seguridad, finalizan el mes de octubre.
El 5 de noviembre, emprenden la marcha en camionetas a Gijón, donde permanecen hasta el día 15 alojados en la plaza de toros, prestando el servicio de seguridad. Ese día, por orden superior, embarcan en el “Capitán Segarra” rumbo a Ceuta, a cuya plaza llegan el 19 de noviembre.
Fueron recibidos por todas las autoridades civiles y militares de la ciudad y por una enorme multitud que se había congregado en el muelle de la República para rendir homenaje a su regreso.