Vox se encuentra en una situación financiera compleja. En un lapso de tres años, el partido encabezado por Santiago Abascal ha acumulado pérdidas por valor de 7,3 millones de euros, al tiempo que la contribución económica derivada de las cuotas de sus miembros se ha reducido en más de un 25%.
Además, el movimiento de 10,9 millones de euros hacia la fundación presidida por Abascal ha contribuido a acelerar la pérdida de capital del partido, poniendo en evidencia la creciente dificultad para mantener sus estructuras con recursos propios.
Esta debilitación financiera se presenta en un contexto político donde Vox procura consolidar su presencia en la oposición. La disminución del respaldo financiero interno podría limitar su capacidad organizativa para los próximos procesos electorales.
