ANGEL GARCIA ESPINAR
Lo que debería ser un símbolo deportivo de Ceuta se ha convertido, sin disimulo alguno, en un negocio orientado a la península. La “Cuna de La Legión”, financiada con 150.000 euros de dinero público, avanza hacia un modelo donde la participación local es prácticamente lo de menos.
La organización decidió incumplir su propio reglamento y ampliar el periodo de preinscripciones hasta el 10 de diciembre, una maniobra improvisada y pactada con el Gobierno local con un objetivo evidente: llenar la prueba de corredores peninsulares. No importan las formas, no importa la coherencia, no importa Ceuta. Importa inflar cifras, traer “turistas” y justificar el despliegue de un buque-hotel mientras se deja a los deportistas ceutíes esperando, resignados y desplazados.
El resultado está a la vista: más de 10.000 preinscripciones y una previsión clara de que muchos ceutíes se quedarán sin plaza en su propia carrera. Y lo más sangrante: la organización se queda con el 100% del dinero de las inscripciones, mientras la Ciudad pone los 150.000 euros que sostienen el evento. Es decir, Ceuta paga y otros recogen.
La pregunta es inevitable: ¿cómo puede una prueba que vive del dinero público ceutí ignorar de este modo a quienes la financian? La respuesta, por desgracia, también es evidente: porque se lo permiten. Porque la Consejería de Deporte mira más a la península que a los ciudadanos que representa. Porque la prioridad no son los deportistas locales, sino la propaganda, la foto y los titulares fáciles.
Lo que está ocurriendo con la “Cuna de La Legión” no es solo una mala decisión deportiva. Es un síntoma de una gestión que ha perdido el rumbo, que ha convertido un evento de la ciudad en un producto para otros. Un agravio innecesario y un desprecio difícil de justificar.
Ceuta paga. Ceuta sostiene. Y Ceuta, una vez más, queda relegada a un segundo plano.



