La convivencia entre Koldo García y el exministro José Luis Ábalos en la prisión de Soto del Real, situada en Madrid, se ha transformado en una constante fuente de malestar. Según informan fuentes cercanas, el exasesor ha presentado una solicitud formal a Instituciones Penitenciarias para que se le asigne otra celda, debido a las dificultades para conciliar el sueño ocasionadas por los hábitos nocturnos de su compañero.
Los ronquidos persistentes de Ábalos, sumados al hábito de fumar durante la noche, han deteriorado la relación entre ambos internos. García, que no fuma, encuentra especialmente incómodo el humo constante dentro del pequeño espacio de la celda que comparten en el módulo 13.
Dicho módulo, considerado uno de los menos restrictivos del centro penitenciario, está destinado a reclusos sin antecedentes penales y ha alojado en el pasado a figuras políticas relevantes, entre ellas a Santos Cerdán, exsecretario de Organización del PSOE, quien estuvo allí cerca de cinco meses.
Un dato que ha llamado la atención entre el personal del centro es que Ábalos mantiene visible en la mesilla de noche su carné de diputado del Congreso, gesto interpretado como un intento de preservar su antigua condición institucional en un entorno muy diferente al habitual.
Una rutina marcada por la disciplina penitenciaria
La jornada en Soto del Real sigue un horario estricto. Los internos deben levantarse a las 7:30 horas, ordenar sus celdas antes del desayuno y respetar los horarios establecidos para las comidas, siendo la comida principal a las 13:30. Posteriormente disponen de tiempo para descansar y participar en actividades programadas.
El centro ofrece cursos de formación, talleres ocupacionales como carpintería, y acceso a la biblioteca, dentro de un régimen orientado a promover la reinserción.
Ábalos y García ingresaron en prisión el 27 de noviembre, por orden del magistrado Leopoldo Puente, del Tribunal Supremo, que decretó prisión provisional, comunicada y sin fianza. La resolución se justificó ante el riesgo “extremo” de fuga, considerando las altas penas solicitadas por la Fiscalía y las acusaciones en un proceso que investiga una presunta trama de corrupción relacionada con la adquisición de mascarillas durante la pandemia.


