La situación que enfrentan Kiko Hernández y su esposo, Fran Antón, en Melilla ha llegado a un punto alarmante. La disputa motivada por el cierre policial de su restaurante, una inversión superior a 500.000 euros, está ocasionando efectos serios sobre la salud de ambos.
Creyéndose víctima de una injusticia, Fran Antón comenzó hace dos días una huelga de hambre y se encadenó a la entrada del establecimiento clausurado. Asegura que el restaurante cumplía con todas las normativas vigentes y que el precinto policial ha destruido en pocas horas el emprendimiento que habían iniciado hace algo más de un año.
Mientras Antón permanece a la intemperie sin consumir alimentos, la situación se ha complicado aún más. Según comunicaron este jueves en el programa No somos nadie (TEN), Kiko Hernández tuvo que ser ingresado hospitalariamente tras apoyar la huelga de hambre junto a su pareja durante un día y medio.
Deshidratación y caída: los factores que afectan la salud del colaborador
El colaborador sufrió una caída durante la protesta, lo que motivó su traslado al centro hospitalario. Una amiga cercana, enfermera, explicó en directo que el deterioro de Kiko se debe principalmente a una grave deshidratación, consecuencia de no haber ingerido agua en casi dos días.
“Se lastimó al caer y le realizarán una radiografía para descartar daños. Sin embargo, el aspecto más preocupante es que no están tomando ni comida ni líquidos”, declaró la sanitaria con visible preocupación a la audiencia.
Un doctor consultado por el programa advirtió claramente:
“Si continúan sin hidratarse, corren el riesgo de fallecer en un plazo de tres a cinco días, según su condición física.”
Temor y desgaste físico: denuncian amenazas de muerte
La situación, que ya es extrema, se agravó por un incidente que ha aumentado la tensión dramáticamente. Desde el hospital, Kiko Hernández declaró que ha recibido amenazas de muerte.
“Me comentaron que mandarían a alguien de la frontera para atacarme y que no lo contaría jamás. Tengo miedo por mi vida y la de mi familia”, expresó, evidenciando que su conflicto va más allá de un simple problema administrativo con su negocio.
Fran Antón sigue encadenado
A pesar del ingreso hospitalario de Kiko, Fran Antón continúa encadenado a la entrada del restaurante, manteniendo la huelga de hambre. Emocionado, comunicó desde Madrid el estado de su esposo a los compañeros del programa, quienes le suplicaron que al menos ingirieran agua.
El desenlace de esta protesta, y especialmente la salud de la pareja, se encuentran en un estado de constante preocupación.



