El colaborador televisivo Kiko Hernández y su esposo, el actor Fran Antón, han decidido dejar Melilla de manera definitiva tras varios incidentes graves que culminaron en una agresión física nocturna. Luego de iniciar una huelga de hambre en protesta por el cierre de su restaurante, ‘El Cielo de Melilla’, la pareja manifiesta que su seguridad está en riesgo en la ciudad autónoma. Hernández se ha despedido mediante una carta, donde agradece el apoyo recibido de los habitantes, pero señala directamente al Partido Popular de Melilla como responsable de una «dictadura» que planea denunciar desde Madrid.
La experiencia de Hernández en Melilla ha cambiado de acogedora a hostil en apenas tres años. Empezaron con un proyecto empresarial, invirtiendo 500.000 euros en el restaurante ‘El Cielo de Melilla’, que finalmente fue clausurado por la policía. Aunque aseguran contar con todos los permisos legales, el cierre les llevó a extremos como la huelga de hambre.
El episodio decisivo fue la agresión física reciente en horas nocturnas. Hernández sostiene que los responsables fueron «contratados por altos cargos de la ciudad», lo que generó un ambiente de temor que afectó a la familia y los llevó a priorizar la seguridad propia y de sus hijas.
Una despedida con tono político y emotivo
En una carta pública, Hernández hizo una distinción entre la ciudadanía de Melilla y sus dirigentes. Agradeció a los vecinos por su amabilidad y el tiempo que sus hijas vivieron allí:
“Estoy agradecido por estos tres años intensos y enriquecedores que permanecerán siempre en mi memoria… Aquí aprendí, crecí y valoré la gran diversidad cultural”.
Sin embargo, cambió el tono al dirigirse a los gobernantes locales. Hernández responsabiliza al Ejecutivo de Melilla por forzarles a abandonar su inversión y afirma que no permanecerá en silencio una vez regresen a Madrid.
«No es un adiós, sino un hasta luego»
El mensaje final de Hernández hacia el Partido Popular de Melilla fue claro: «Pueden estar seguros. Continuarán con su dictadura. Yo continuaré denunciándola desde Madrid, porque este territorio y su población merecen un gobierno más adecuado». Con esta promesa de mantener la lucha política, la pareja comienza una nueva etapa en la capital, dejando atrás su proyecto empresarial pero con la intención de regresar cuando la situación mejore.


