Jorge Martínez, quien fundó y lideró la banda asturiana Ilegales y fue una de las figuras más destacadas del punk y rock español de la década de 1980, ha fallecido a los 70 años en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) en Oviedo. Estuvo hospitalizado durante varias semanas debido a un cáncer de páncreas que le obligó en septiembre pasado a cancelar todas sus actuaciones programadas.
Conocido en Oviedo como Jorjón, Martínez fue una presencia reconocida durante más de cuarenta años. Su imagen habitual, con una chupa de cuero que nunca dejaba, contrastaba con una personalidad culta, amante de la lectura y con un sentido del humor singular. Detrás de su apariencia ruda y callejera, que él mismo impulsó, se encontraba un creador profundamente ligado a la tradición cultural y a la vez dispuesto a cuestionarla.
Un referente del rock estatal
Nacido en Avilés en 1955 dentro de una familia con antecedentes nobiliarios, Martínez encontró su vocación musical tras abandonar brevemente la Facultad de Derecho en Oviedo. Inició su trayectoria en pequeñas orquestas hasta fundar Ilegales, con quienes en 1982 ganó la primera Muestra de Pop Rock de Asturias, lo que les permitió lanzar su primer disco al año siguiente, que se transformó en un clásico del rock español.
En los años 80, Ilegales lanzó álbumes significativos como Agotados de esperar el fin (1984), Todos están muertos (1986) y Chicos pálidos para la máquina (1988). Canciones como “Bestia, bestia” y “Destruye” afianzaron a Martínez como uno de los letristas más incisivos y críticos del pop rock en español.
Tres décadas de actividad incansable
Aunque el tiempo avanzaba, la carrera de Martínez mantuvo su vigor con discos como Regreso al sexo químicamente puro (1992), El apóstol de la lujuria (1998) y el álbum en directo El día que cumplimos 20 años (2007). Su presencia en los escenarios fue constante, con giras frecuentes por España y Latinoamérica, y desarrolló proyectos paralelos como Los Magníficos, donde exploró estilos próximos al cha-cha-chá.
Su vida y compromiso con la música quedaron reflejados en el documental Mi vida entre las hormigas, que también retrata su estrecha relación con la ciudad de Oviedo, cuyas calles recorrió hasta su muerte con una imagen fácilmente reconocible.
En años recientes, continuó creando, publicando materiales nuevos, incluyendo el álbum “Joven y arrogante”, presentado meses antes de que su enfermedad frenara súbitamente su actividad artística.
Un legado inconformista
Jorge Martínez deja tras de sí una obra única que marcó a diversas generaciones y que reflejó con crudeza y claridad aspectos complejos de la sociedad española. Su perspectiva —combativa, irónica y siempre al filo— lo presentó como un observador crítico de su época.
Las canciones que compuso, a menudo concebidas como avisos o desafíos, continuarán teniendo eco. Tal como él expresó, “nada cambia en el oscuro corazón del hombre”. Este mensaje adquiere hoy una resonancia aún mayor tras su fallecimiento.
