El plan para crear un enlace fijo entre Europa y África mediante el Túnel del Estrecho de Gibraltar ha alcanzado un avance significativo tras recibir un informe favorable sobre su viabilidad técnica. Se estima que la fase inicial de esta obra podría completarse en un período aproximado de nueve años. La construcción del túnel se realizará a una profundidad de 475 metros para afrontar las complejas condiciones geológicas y marítimas.
El detallado estudio técnico encargado para valorar la factibilidad del Túnel del Estrecho ha emitido un dictamen positivo. Este respaldo supone un paso importante luego de décadas de análisis y colaboración entre los gobiernos de España y Marruecos. La iniciativa pretende construir una conexión ferroviaria submarina que facilite el tránsito de personas y mercancías, favoreciendo el desarrollo económico y la colaboración entre ambos continentes.
Respecto al calendario, las previsiones iniciales son favorables. Se calcula que la primera etapa, que contempla la creación de túneles de exploración y servicios, estará terminada en unos nueve años. Esta fase es fundamental para asegurar la seguridad y planificar las próximas fases del proyecto.
El reto de la profundidad
Uno de los principales desafíos es la profundad a la que debe situarse la infraestructura. El túnel, que enlazará las costas española y marroquí, tendrá que descender hasta los 475 metros bajo el nivel del mar para garantizar una base estable y segura en el Estrecho de Gibraltar.
Dicha profundidad es necesaria para localizar un lecho rocoso suficientemente resistente que soporte la presión marina y la actividad sísmica de la región. Superar este obstáculo técnico será esencial para el éxito del proyecto, que aspira a transformar el transporte y el comercio entre Europa y África, creando un vínculo permanente y eficiente.