Carlos Perales, el abogado que representaba a la asociación Manos Limpias en el proceso judicial contra Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, ha decidido retirarse al entender que el caso ha dejado de ser un asunto jurídico para convertirse en un foco de interés político y mediático.
El letrado presentó su renuncia ante el juzgado encargado del caso, argumentando que lo que comenzó como un procedimiento técnico-jurídico ha sido transformado por Manos Limpias en una herramienta para obtener visibilidad política. En el escrito dirigido al tribunal, Perales señala que la estrategia se ha desviado de los principios procesales y técnicos, enfocándose en cambio en la repercusión pública y el posicionamiento ideológico.
Perales alerta que esta situación pone en peligro la independencia profesional del abogado, ya que lo obliga a desempeñar un papel más parecido al de un portavoz público que al de un especialista jurídico comprometido con la protección efectiva de los derechos. Por esta razón, ha optado por abandonar la acusación representada por Manos Limpias, que tendrá que designar un nuevo representante para continuar con el trámite.
La investigación, que aborda posibles delitos como intrusismo o malversación vinculados a la actuación pública de Begoña Gómez, había suscitado previamente debate sobre el papel de la acusación popular en casos con gran repercusión mediática. La dimisión de Perales incrementa la presión sobre la asociación y el desarrollo del proceso, evidenciando la preocupación por la utilización política del sistema judicial.
El juez a cargo del caso evaluará la renuncia y podrá nombrar un nuevo representante para la acusación, lo que podría ocasionar demoras o ajustes en el procedimiento. Esta circunstancia pone de relieve la creciente tensión entre el enfoque técnico jurídico y la dimensión política en ciertos procesos con presencia mediática.
