Red Eléctrica y la Universidad de Sevilla han dado a conocer los resultados de una investigación iniciada en 2019 sobre el alga invasora Rugulopteryx okamurae, que afecta las costas de Cádiz. El estudio se centra en transformar la biomasa de esta especie en un recurso aprovechable bajo un modelo de economía circular.
De acuerdo con Red Eléctrica, los resultados obtenidos permiten establecer las bases para implementar granjas de compostaje que empleen invertebrados, como cucarachas del género Eublaberus y la mosca soldado negra, con el fin de procesar el alga y convertirla en fertilizante orgánico de alta calidad. Esta estrategia reduce la toxicidad del alga y presenta una opción económica y sostenible para gestionar los arribazones que afectan playas y ecosistemas marinos.
La presentación se realizó en La Línea de la Concepción durante una jornada ambiental liderada por José Carlos García-Gómez, catedrático del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla, junto al investigador Enrique Ostalé. También participaron representantes municipales, la Cofradía de Pescadores y colectivos ecologistas.
El estudio incluyó una evaluación inicial del impacto del alga en la comunidad bentónica del Estrecho, donde se constató un daño considerable tras su establecimiento. En su segunda fase, iniciada en 2022, los investigadores se enfocaron en la valorización de la biomasa como residuo, proponiendo técnicas como el compostaje con insectos y crustáceos, el blatticompostaje y la digestión anaeróbica. Estos procedimientos permiten obtener biofertilizantes, biogás y compuestos naturales con potencial en las industrias alimentaria, cosmética, farmacéutica y nutracéutica.
Entre las alternativas examinadas destacan el uso de isópodos terrestres (Porcellio laevis), que consumen grandes cantidades de biomasa y acumulan metales pesados, así como métodos de pretratamiento mecánico y térmico que mejoran la generación energética.
Los científicos señalan que, aunque esta especie invasora ha causado daños ecológicos y económicos significativos, puede convertirse en una fuente sostenible para generar energía, fertilizantes y compuestos biomédicos de interés, evidenciando cómo la investigación puede reconvertir un problema ambiental en una oportunidad dentro de la economía circular.



