El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) enfrenta un momento particularmente complejo, posiblemente uno de los más difíciles en su historia reciente. Con el cierre del año cercano, miembros del partido admiten que atraviesan «horas complicadas», mientras los casos de corrupción y denuncias de acoso sexual ocupan la atención pública, afectando la confianza en la organización.
En el centro de esta situación, tanto el Gobierno de coalición como el PSOE ven cómo sus avances se ven relegados. Propuestas como la subida salarial para más de tres millones de funcionarios y el aumento de pensiones para más de seis millones de jubilados han pasado a un segundo plano frente a las continuas polémicas internas.
Se han presentado diversas denuncias por acoso sexual dentro del PSOE, empezando con el denominado caso Salazar. Este incidente ha desencadenado otras acusaciones similares en diferentes federaciones del partido, empañando su trayectoria como defensores de los derechos de las mujeres en España.
Según fuentes internas, existen «cuatro casos aislados» que deterioran la imagen del PSOE y generan molestia y descontento entre sus seguidores, especialmente entre las mujeres. Algunos dentro de la formación apuntan que la proliferación de estos casos podría no ser casual, sino que tendría un fin concreto.
Los aliados del Gobierno han reclamado al presidente Pedro Sánchez una actuación más firme contra estas controversias. El ambiente es tenso, y de cara al futuro, la estabilidad con las fuerzas que sostienen al Ejecutivo podría verse comprometida si no se responde con rapidez y seriedad.
Desde fuera, la oficina antiacoso del PSOE se percibe más como un buzón para recibir quejas que como una estructura que garantice seguimiento real. Este mecanismo, que debería servir como un ejemplo de acción eficaz, ha incumplido su objetivo, generando desconfianza entre los militantes.
Con el avance de las investigaciones, figuras como el exministro José Luis Ábalos están siendo objeto de atención. La mesa del Congreso ha suspendido sus derechos como diputado tras confirmarse su procesamiento definitivo. Este hecho representa un nuevo golpe para la imagen pública del PSOE, afectada por casos de corrupción interna.
La oposición, especialmente el Partido Popular (PP), aprovecha cada escándalo para cuestionar al Gobierno. Su líder, Alberto Núñez Feijóo, ha criticado duramente al Ejecutivo, señalando que las políticas de feminismo parecen haber sido interpretadas de manera incorrecta. Esto intensifica la confrontación política en la búsqueda del liderazgo y la confianza ciudadana.


