En los últimos meses, la comunidad académica de China ha mostrado preocupación por diversas muertes súbitas de científicos jóvenes, en un momento crucial en el que el país impulsa la investigación en inteligencia artificial. Los fallecidos se encontraban en una etapa destacada de sus carreras y formaban parte de universidades e institutos tecnológicos reconocidos.
Entre los casos más recientes están Du Dongdong, de 35 años, quien murió mientras caminaba en el campus de la Universidad de Zhejiang; Huang Kai, químico de 41 años procedente de Guangdong; y Dong Sijia, profesora de 33 años en la Universidad de Nanjing. Según una base de datos difundida en medios y redes sociales, este año se han reportado al menos 76 muertes de investigadores menores de 60 años, en comparación con 44 en todo el año anterior.
Especialistas indican que factores como las extensas jornadas laborales, la presión académica y la competitividad en áreas estratégicas como la inteligencia artificial podrían estar influyendo en esta situación. Un estudio reciente publicado en Preventive Medicine Reports alerta sobre un incremento preocupante en los suicidios entre estudiantes de posgrado y académicos, contrario a la tendencia general decreciente en el país.
Familiares y compañeros de los afectados han denunciado cargas laborales excesivas. En el caso de Liu Yongfeng, investigador de la Universidad de Zhejiang, su esposa señaló que trabajaba más de 300 días en un lapso de 10 meses, superando con creces el límite legal permitido. Otros académicos como Li Haibo y Li Zhiming también fallecieron jóvenes, tras jornadas extenuantes que combinaban docencia, investigación y la publicación de artículos científicos.
Este fenómeno ha generado inquietud acerca de la viabilidad del modelo académico chino y el bienestar de sus investigadores, en un contexto donde el país busca consolidarse como líder mundial en inteligencia artificial y otras tecnologías avanzadas.
