En el estratégico Mar de China Meridional, ingenieros chinos trabajan en una isla artificial flotante, semisumergible y autosuficiente, concebida para soportar tifones severos y detonaciones nucleares, con potencial para revolucionar la investigación oceánica y modificar el equilibrio geopolítico en el Indo-Pacífico.
Integrada en el próximo plan quinquenal de China, esta estructura tendrá un desplazamiento aproximado al de un portaaviones, unas 78.000 toneladas, con una plataforma de 138 metros de largo por 85 metros de ancho y una cubierta principal situada a 45 metros sobre el nivel del mar. Se prevé que comience a operar en 2028, ofreciendo espacio para 238 tripulantes durante hasta 120 días sin necesidad de reabastecimiento y resistiendo olas de hasta 10 metros de altura.
Un artículo revisado por pares en la Revista China de Investigación Naval detalla que la isla estará equipada con paneles capaces de convertir ondas de choque extremas, incluyendo las nucleares, en compresiones graduales para proteger sus infraestructuras críticas. Los desarrolladores aseguran que esta tecnología mantendrá operativos los centros de mando, energía y navegación bajo condiciones extremas.
Aunque se presenta como una base científica, la plataforma puede operar también como un puesto avanzado de vigilancia, lo que ha generado preocupación entre analistas internacionales. Su autonomía y capacidad de movilidad escapan a la regulación de los marcos jurídicos actuales, lo que podría abrir camino a bases militares flotantes futuras.
Desde hace más de una década, China ha construido islas artificiales en el Mar de China Meridional, muchas con capacidades militares como pistas de aterrizaje de 3.000 metros, sistemas de misiles y sensores de vigilancia. Según expertos, estas infraestructuras funcionan como pequeñas bases navales que permiten vigilar de manera inmediata la actividad marítima y aérea en la zona, si bien Pekín las presenta como instalaciones civiles.
El avance tecnológico que representa esta isla flotante agrava, al mismo tiempo, las tensiones en una de las regiones con mayor disputa territorial a nivel global. La conjunción de avances científicos con posibles usos estratégicos marca un nuevo capítulo en la competición marítima en el Indo-Pacífico.



