El Parque Marítimo del Mediterráneo atraviesa una de las crisis de gestión más graves desde su creación. Lo que durante años ha sido señalado como un “nido de enchufados” ha desembocado en un caos administrativo que podría tener consecuencias jurídicas de enorme calado para la sociedad pública.
La empresa lleva casi diez años sin presentar sus cuentas en el Registro Mercantil, un incumplimiento que coloca en una situación extremadamente complicada al actual responsable político del área, Nicola Cecchi, quien se ha encontrado un entramado que amenaza con invalidar decisiones adoptadas durante casi una década. La falta de regularidad contable podría provocar que todos los acuerdos aprobados en ese periodo sean nulos de pleno derecho.
Durante este tiempo han pasado distintos presidentes y gerentes por la sociedad, tomando decisiones que, según diversas fuentes, no les correspondían legalmente. Pese a ello, los mecanismos internos del parque no detectaron ni frenaron estas irregularidades, perpetuando un modelo de gestión basado en el favoritismo, la improvisación y la falta de control.
Actualmente, la gerencia está en manos de Rafael Montero Ávalos, cuya experiencia privada —fundamentalmente vinculada a empresas familiares— y su relación con un conocido medio de comunicación local generan críticas entre trabajadores y observadores del sector. Su llegada al cargo no ha evitado que la situación heredada siga evolucionando hacia un escenario administrativo crítico, con una sociedad pública a un paso de un colapso jurídico sin precedentes.
A este panorama se suma un elemento institucional clave: el presidente de las Juntas Generales del Parque Marítimo es el presidente de la Ciudad, Juan Vivas Lara. Como máximo responsable del órgano encargado de supervisar la actividad de la sociedad, su papel adquiere relevancia ante una década completa de inacción contable y ausencia de controles efectivos.
El riesgo de que los acuerdos adoptados durante casi diez años sean declarados nulos implica posibles revisiones de contratos, decisiones estratégicas, nombramientos y situaciones laborales. Las consecuencias económicas y jurídicas podrían ser severas para la administración.
Mientras tanto, la oposición mantiene una postura extrañamente silenciosa. Algunas formaciones políticas —según apuntan fuentes a este medio— evitan denunciar de manera pública lo ocurrido por miedo a la presión mediática que determinados actores podrían ejercer,
La responsabilidad de recomponer este escenario recae ahora en Nicola Cecchi, que deberá afrontar una tarea monumental: ordenar, depurar, regularizar y reconstruir un ente público hundido en años de mala gestión y opacidad. El futuro del Parque Marítimo del Mediterráneo dependerá de la firmeza y transparencia con la que se tomen las decisiones en los próximos meses.
