Abdelkamil Mohamed Mohamed
Creció entre calles polvorientas llenas de esperanza, donde el balón marcaba el camino y el corazón latía al compás del juego. Aisar Ahmed soñaba con marcar goles bajo la tenue luz anaranjada de las farolas del Príncipe Alfonso.
Desde muy pequeño, el fútbol fue su lenguaje preferido, una manera de decir “estoy aquí” cuando el mundo parecía ignorarle. En las competiciones del barrio ya destacaba como una luz en la oscuridad. Paso a paso, copa tras copa, fue construyendo su camino hacia el éxito.
Sus vecinos lo tenían claro: aquel niño de mirada intensa y espíritu humilde, que alzaba trofeos en los descuidados campos del barrio, estaba destinado a llegar lejos. Y así ha sido.
Con el reciente ascenso del Ceuta a Segunda División, no solo celebramos un logro deportivo, sino también el fruto del esfuerzo, la reivindicación del barrio y la victoria de quienes sueñan en silencio y actúan con determinación.
La imagen de un joven Aisar alzando su trofeo en la barriada representa mucho más que un recuerdo; es un símbolo, una semilla y una promesa cumplida.
Aisar, tu nombre resuena ya en cada rincón del barrio. Representas el presente, el futuro y la esencia misma de tu comunidad. Eres una leyenda nacida entre muros y esperanza.